No espero nada, la espero a ella
Siempre estuvo ahí, nunca del todo
El día después su cadena perpetua
Saeta de angustia clavada a fondo.
Gastando una vida ladrona de otra
Trazo infantil consuelo no halla
Esquiva los días, ahoga las horas
Penumbra lunar acuna su gracia.
Sueña en altamar echando las redes
Despierta atrapada y aguanta la pena
A medias vacía entre cuatro paredes
De puertas afuera por poco llena.