En un pasado cercano solía escuchar el cántico de los arboles y el arrullo del viento. En aquel entonces yo era una semilla flotante en el anchuroso mar de almas, nómada en los sedimentos del tiempo que más que un reloj de arena es un inmenso desierto; durante siglos volé libre sobre las alas de la aurora hasta encontrar el vientre que albergase el amanecer de mis días.
En mis silencios cobijé estrellas pero hoy en el despertar de mi voz no hallo mñas que cenizas de ese poderoso fuego ancestral.
Escrito por: Laín Lamed.