Hurux me echó un vistazo y sonrió. Me instó con un gesto a seguirla. Se dirigía hacia el árbol. La seguí. Ya a un paso de éste, decidió hablarme.
Hurux- Míralo Maktub, míralo. ¿Realmente es un árbol? ¿Quién eres tú, quien soy yo; para decir que esta magnificencia que tenemos ante nuestro cuerpo, es realmente una simple planta?
Miré el árbol. Seguía pareciéndose a uno. Aunque, ciertamente, los sentimientos que me transmitía, eran muy diferentes, a los que percibía cuando solía verlos.
Maktub- Realmente me parece un árbol sumamente especial. Pero no dejo de apreciarlo como ello.
Hurux- Aquí estás otra vez. Insistiendo en tu interpretación lineal y certera. No te resguardes, no hay nada que temer. No hay por qué mentirte, estás a salvo, ya puedes ver.
Tras estas palabras, sentí como algo se salía de mí, deslizándose por mi columna vertebral y saliendo por mi cuello. Me causaba una sensación similar a la de un espasmo nervioso. Pero cuando terminó de desplazarse, cesó. Algo se había ido de mí, involuntariamente. Me sentía con un nuevo ánimo, más liviana. Recuperé mi nueva percepción. Pude mantenerla sólo por un instante.
Maktub- Discúlpame por ser tan arrogante. A veces no sé qué es lo que digo.
Hurux rió y prosiguió con la charla.
Hurux- No te preocupes, ya se te van a ir tus malas costumbres. Tu vieja manera de ver el Universo, no se va de un momento al otro, no generalmente. Tienes que luchar por mantenerte viva, en el camino de la sabiduría. De otra manera, tú añejo ser, vendrá por ti y te llevará. Es mucho lo que cargan los humanos debido a la socialización. Pero estás en otra frecuencia, en otra dimensión. Debes perdurar en esta batalla. Solamente vos misma podes salvarte o despreciarte. Lenta y progresivamente, estás librándote de toda tu pesadez, te estás volviendo más sutil. Algún día desaparecerás.
Sus palabras me asustaron. Yo no quería desaparecer (...)
Autora: Sasha Bartel