Los chismosos por el mundo regados,
andan siempre regando veneno,
con sus lenguas cochina y cortante,
destrozando moral a los buenos.
No soportan que otros felices,
vivan plenos y tengan progreso,
pues la envidia que cubre sus almas,
no los deja que vivan con eso.
Esta lleno este mundo y es triste,
de personas con tanta vileza,
que se hunden en el lodo del chisme,
sin poner reprensión a su lengua.
A su tiempo serán sentenciados,
los que arden en fuego de envidia,
mientras tanto se queman por dentro,
en su pobre existencia mezquina.
Oh, que baja es la estima de aquellos,
que sienten contento en hablar,
de la vida que no les importa,
cuando tanto en ellos esta mal.
Es la suerte del hombre honrado,
lo que tanto le irrita al chismoso,
y solo hecho de verle feliz,
le retuerce su corazón asqueroso.
Mas tranquilo duermen aquellos,
que la envidia no les ha visitado,
preocupados tan solo del bien,
sabiendo que otra cosa es pecado.