Andra

Respuestas en una carta…

¿Por que preguntas? ¿Cómo estas? ¿Si cada día que pasa te alimentas de mis letras?...  sabes de mis sollozos, mis quebrantos y lamentos y aún así; preguntas ¿Cómo… me siento? Me siento…como aquella vez que el destino te trajo a mi camino; hastiada de sentir que se me priva el sendero, que emprender vuelo ¡ya! mis alas no pueden y el viento norte de éste invierno trae puro desconsuelo…  

Déjame preguntar, en este momento… ¿Por qué me hiciste creer en este sentimiento? Si el amor es tan corto… pero es tan largo el olvido y se eterniza el tiempo y sigo naufragando en este mar de desconcierto…

Por que, si bien es cierto me saque aquel resentimiento y salí de aquel foso; ese altar invisible que destrozo mi ilusión y luego irónicamente la tiro al suelo…  

Me he varado en pleno desierto con la soledad fatigando poco a poco mi pecho, preguntándome una y otra vez si merecía este destierro; si de verdad me quisiste o simplemente fui un señuelo… Donde pudiste apoyarte después que el dolor y pena se aferraba en tú pecho…  

Perdona si lastimo tu ego… no pretendo empezar  un revuelo, comprende mis pesares y tormentos; ¡ya! Ni mi rostro me observo… Se me desquebraja el alma y la piel del cuerpo… Me quede en un laberinto invisible cayendo repetidas veces en el destierro; pidiendo a gritos ¡ayuda! para alivianar este duelo, pero todos están sordos no escuchan ¡ya! mi ruegos…

No busco ya culpables, por que sigo sentenciada a callar en silencio aumentando mi ceguera con la miraba perdida en el sendero… No soy capaz de escribir versos y aunque las ideas revolotean junto a mis lamentos; mi mente se perturba y escribir así no quiero… (en melancolía)

Se que soy yo, quién debe sanar su alma y comenzar de nuevo… Me cuesta avanzar: pues no me enseñaste a transitar las callejuelas del olvido…

Te quise y aún te quiero; reconozco haber sentido. Y tarde lo he comprendido; fui cobarde como te dije días atrás, pero si hubieras comprendido mi pesar y mi moral hubieras esperado y entendido mi verdad…

Soy así; fuerte por fuera, pero muy débil por dentro y es entonces cuando callo y oculto bajo coraza mis sentimientos, tomo las llaves y encierro todo por dentro; por que la vida me ha enseñado a no demostrar lo que siento, solo lo demuestro cuando dejo que mi pluma componga versos y es por  eso que ¡ya! No quiero seguir escribiendo…. Soy serena, tranquila y a veces muy explosiva, siento miedo de mis días de la vejez que se aproxima… Siento miedo de otros y de muchos que se aproximan por que en medio de sus existencias he encontrado grandes mentiras… No soy perfecta en mis silencios por que para otros es pretender que he mentido, no se como aceptar que todo empieza, así como todo termina.

Yo te pienso en cada instante de mis horas transcurridas y cuando el cielo se oscurece la noche con sus fauces me devora, trituran mis sentidos dejándolos mal heridos y antes de cerrar mis ojos ruego a Dios sueño profundo; más el insomnio lo engulle todo y lo convierte en sollozo se frustran mis sentidos; el delirio y la demencia trae a mis oídos tus gemidos febriles.  Despierto a los minutos con angustioso brío… Luego la  lluvia sobre mi ventana azota fuerte y mis ojos arenosos piden auxilio…  

 

 


Te has convertido en metástasis que carcome por dentro... Y yo aquí, en miedo como ser moribundo, me quedo buscando la cura... Si hubiera un atisbo de un mañana… Si hubiera un receso a este dolor que constantemente me habita... 

 

Claudia Alexandra Fuentes Neira.- Chile 03 de Julio, 2013