La soledad es mi lecho,
Tu adiós mi abrigo
Él dolor es mi almohada,
La felicidad de antaño son mis sabanas,
Así hoy vivo.
Camino entre espinas
de Rosas marchitas
Me alimento de tristeza infinita,
Hago él amor con tu ausencia
Mientras aumenta la congoja de mi conciencia,
Pues tu adiós me ha dejado vacío
Me he dado cuenta que sin ti...
Sin ti, Ya no estoy vivo.
Soy un cadáver que camina entre espinas,
Soy un alma en pena,
A quien tu ausencia lastima,
Nuestros dulces sueños
Ahora son mis pesadillas,
Amor que duro tanto,
para tan corta vida.
Más de mi dolor soy dueño,
Tu ausencia es mía,
La soledad, mi vieja amiga,
Por un tiempo olvidada,
Hoy vuelve, y sigue depresiva.
Escribo versos a oscuras,
Con tu recuerdo como compañía,
Extrañandote cada noche y cada día
Me recuesto en mi cama solitaria,
Mi cama fría,
Me abrigo de mi angustia,
Y Navego en mis sueños de pesadillas,
Mujer errante,
Te has marchado
y me has marcado
Para toda la vida
Hoy, pensando en ti
Escribo estos versos sin sentido
Escribo así tu despedida,
pues ni razón queda en la cabeza mía.
Adiós,
adiós princesa,
a la que quise hacer reina un día,
Déjame en mi camino de espinas,
Durmiendo en la soledad
Con tu ausencia como compañía
Soñando con nuestros dulces sueños,
Hoy hechos pesadillas mías.
Adiós te dice mi verso y poesía,
Adiós te dice mi corazón
Que hoy desvaría
Y de ti...
AY!! De ti no se olvida.