(Fragmento)
Déjame describirte con palabras,
aunque me suenen torpes e inconformes...
Déjame describirte con mi olfato,
cuando huelo tu cuerpo a cigarro
para luego embriagarme con tu aroma...
Déjame describirte con mis ojos,
que se ponen inquietos cuando veo
que a ese cuerpo me acerco
y tus ojos me esquivan prontamente...
Tu cabellera ondeante no ordenada
con hilillos de plata va adornada,
el color de tu piel algo canela
es el fulgor en mis manos temblorosas,
hay recreo en mis ojos cuando inquietos
se adentran en el rictus matutino,
esos labios sensuales y carnosos
llevan sabor a fresa con frambuesa
derretidos en néctar de los dioses,
conteniendo el deleite en tu expresión
de niño grande algo extraviado...
Déjame describirte con un beso
que en tu mejilla poso al despedirme
sintiendo el beso tuyo en mi mejilla
como alejarse el sol al desplazarse
para la noche fría y embriagante
aparecer vestida con la plata
y alumbrar los cuerpos codiciosos
tenuemente en su recinto
porque el amor furtivo ya es activo...
Son tus labios sensuales al posarse,
alargando muy poco este momento
prometiendo un loco re-encuentro
como la rosa muerta que promete
el nacimiento de otra en su reemplazo...
Déjame describirte con un sueño
esa boca sensual algo incitante,
que extremese mi piel cuando la besa
y aflora sonrisas prontamente
cual mariposas que llegan vagabundas
para formar un arco de colores
con la suavidad de la seda que en el viento
se percibe cálida y muy fresca
cual matutino rocío en el pastal
después del congelador frio de la noche...
Déjame describirte con mi abrazo
respondiendo casi de inmediato
a un abrazo tuyo reflejado
cual millares de espejos relucientes
que vertidos cual mustias titilantes
por la inquieta mesura de tu cuerpo,
van formando cascadas de colores...
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