En el transcurso de la vida, a veces uno contento
siente tanta alegría, y otras, un dolor que te lastima.
Sin estigmas, hay que evocar los malos y buenos momentos.
Los malos, para evitar que reincidas o cometas
los mismos errores (que no pises de nuevo la tabla rota
y para que tengas en cuenta, que no todo es color de rosa).
Los buenos, para que no olvides jamás
¡lo bella que es la vida! (y que siempre se puede
tener ilusiones, sueños y algo más)
Cuando se va una etapa; siempre empieza otra
más madura, más depurada, para comprender mejor
el significado e importancia de las cosas...
Y de esa forma valorarás enormemente
cada instante que el Ser Supremo te permite vivir,
que por cierto, debes disfrutar plenamente.
Si gozas de buena salud y tienes un recíproco amor,
¡pues lo tienes todo! Y solo te resta decir
agradeciendo a Dios: \"Amo la vida y soy feliz\"...
Adolfo César (NAZARENO)