De Florentino Garcías Andarve.
Voz de Gaviota Romero Blandino
Voy a narrar para ustedes Con cariño y humildad Esta ilustrada poesía. Basada en la realidad.
Recuerdo siendo pequeño, Igual que todos ustedes, éramos disciplinados y respetuosos, sin tener tantos estudios y placeres. Entonces era sagrado Obedecer a los mayores, Que con mucha educación Cumplimos los menores.
Fuimos muy poco al colegio, hay que decir la verdad; pero si nos enseñaron a tener que respetar. Ahora estudian muchos años, adquieren gran cultura, pero tocante al respeto no hay ninguna asignatura.
Y deberían tenerla, sépanlo los profesores, que bien merece un suspenso quien increpa a los mayores. Los hijos deben ser siempre hijos, Por mucha cultura que posean, y los padres serán siempre padres por muy viejos e incultos que sean.
No hay cosa para los padres Que les cause mayor placer, que le respeten sus hijos por muy crecidos que estén. Se encuentran mimados, Llenos de felicidad, pero sin malogran un capricho no lo saben soportar. Ignoran el sacrificio de los padres, son ingratos e inconformistas, pues solo piensan en sus caprichos porque son muy egoístas.
La situación empeora Llegar a la tercera edad; todos en casa te humillan sin ninguna cortedad. Los nietos a los abuelos los quieren mientras son niños, pero según van creciendo van perdiendo el cariño. Si el abuelo les reprende Les responden enfadados: ¡tú ya no entiendes ni papa! Que estás muy anticuado.
Por la mañana temprano Gritan desesperados y sin duelo; ¡no hay quien duerma en esta casa, con las toses del abuelo! Y es triste y doloroso y más que nada inhumano, al no encontrar un cariño al llegar a ser anciano. Cabizbajo y dolorido se queda solo el abuelo, Llorando gotas de sangre sin tener ningún consuelo.
Nos llevan a los asilos, ahora llamados residencias, y allí tristes y resentidos esperar el fin de nuestra existencia. Pero como la vida es una cadena, Algún día ellos cosecharán el fruto que están sembrados y entonces comprenderán.
A muchos seres les pasan Todo lo que estoy refiriendo, que Dios se lo tenga en cuenta lo mucho que están sufriendo. Y me despido de ustedes con lágrimas en la vista, y os doy un fuerte abrazos todos los pensionistas.