Todo pasó una noche calida de invierno,
estrellada como ninguna, era un abrazo de madre
calentando, acompañando, protegiendo,
como secando las lagrimas de la tristeza.
No podía creer que otra ves me dormiría a tu lado
y que despertaría con un beso tullo de desayuno.
Era perfecto, un sueño que viviría en la realidad,
fotos, besos, caricias, sonrisas y nos propusimos a dormir.
Eran más de las 3 cuando tu teléfono sonó y se escucho la puerta,
mi corazón se acelero esperando lo peor,
ese confrontamiento para el que me preparaba.
Pero no, fue peor....
Que iluso fui al creer en las historias de niños,
que tonto al soñar con personas que no existen,
pero aun más desquiciado al creerle a tus ojos.
Tenías el brillo de un ángel,
una aurora radiante y bella te envolvía,
tan activa, tan llena de vida, tan hermosa.
Como no rendirme a tus ojos, a ti,
si mi vida naufragaba en las costas de su profundidad.
Como no rendirme a tus labios, a ti,
si la melodía de tu voz es la que mis oídos deseaban,
si su miel endulzaban mi presente.
Como no rendirme a tu pelo, a tu perfume,
si con ellos volaba, atravesaba el cielo y las nubes,
si tu aroma me perseguía y daba fuerzas.
como no rendirme, si eras la victoria.
Eran 2 horas que pasaba y aun se escuchaban murmullos y ladridos,
mi mente inquieta por saber lo que había detrás de esa pared,
las ideas invadieron y mi cabeza deseaba explotar.
Perdí el sueño, perdí la paz,
todo pasaba lento y dolorido,
mierda, como pude enamorarme.
Savia a donde me llevaba el camino,
pero tus abrazos me dieron la confianza.
Nunca creí hablar así de ti,
nunca creí conocerte así,
nunca lo espere.
Quizás solo sea una broma del destino
o una enseñanza de vida.
Suerte de mirar a los ojos en todo momento
que ví tu mirada tramposa al vestirme,
fue un alivio de confianza, un abrazo,
Y todo cambio al besar tu boca mentirosa,
esa fingiendo el sueño profundo,
fue un dolor en el pecho,
un puñal escondido.
Aun no llego el frío pero el cielo se nublo.
y la gotas escondieron el sufrir del alma,
tristeza de abandonarte inerte en la cama,
rosa blanca, viven en ti las huellas oscuras,
el odio no es alimento, ni lo es la fé,
pero te marchitaste desde el comienzo.
Adiós amor, descansa en paz.