Me preguntaba en estos días que hablamos de sueños,
el único lugar donde confesamos sentirnos dueños
de todo lo que nuestros deseos nos hacían sentir,
si habías soñado alguna de esas noches conmigo,
sueños en los que tal vez, muriendo de amor contigo,
estaba irónicamente aprendiendo a vivir.
Si eso llega a pasar que no te tome desprevenida,
ambos iremos felices volando alto por la vida
e inundando todo el cielo con aroma de besos…
Será un viaje largo, sin una hora cierta de salida,
con boletos ya adquiridos tan sólo para la ida,
porque un viaje así nunca admite regresos.
Yo te hablaré de cuánto te me pareces a una flor
cuando para su belleza sólo necesita mucho amor
y ves cómo entonces, todos sus colores reviven…
Veremos tu nombre grabado en las altas mesetas,
lugares secretos donde cada uno de los poetas
sus más hermosos y selectos poemas te escriben.
Formas con tu rostro tendrán todas las nubes,
las mismas a donde cada noche te subes
dormida, sin siquiera llegar a darte cuenta.
Allí también verás muchos poetas escribiendo,
tú eres su musa, por eso estarán todos sonriendo,
te ven o te recuerdan y quien no, te inventa.
Vamos volando muy enamorados ya tan alto,
que hasta el cielo hemos tomado por asalto
y los ángeles murmuran que eres muy bella.
Brillas tanto que vas iluminando los cielos
y escuchamos que un ángel habla de los celos
que por tu luz siente la más cercana estrella.
Nos diremos ambos te amo en pleno vuelo
y estará ya tan, pero tan lejano el suelo,
que olvidaremos cualquier posibilidad de caer.
Y al amanecer un arcoiris lleno de color,
nos recordará que cuando se apuesta al amor,
si es verdadero no hay motivos para perder.
Lo único malo de ese sueño, tal vez no te gustará
y es el riesgo que eventualmente se correrá
de que a ti o a mí nos pueda dar un infarto…
Porque cuando más sientas que te diviertes,
es posible que repentinamente despiertes
y encuentres a todos los poetas en tu cuarto.
Original de Álvaro Márquez