Esto es una versón mía de un Texto de la escritora Cahantal Maillard
Un acontecimiento es un olor que espera que alguien lo respire,
Una herida que aguarda encarnarse,
el agua de un torrente inundando los poros,
Una mirada que cruza el aire
y encuentra a alguien que le hace señas y en ella se reconoce.
Uno puede negarse al acontecimiento
y convertir su historia en un simple resumen de lo ocurrido,
pasos que no devienen cruces
y se apagan en vida, o se secan.
Uno puede negarse a saberse en el otro,
basta con acercarse a todo con un walkman conectado a la carne
enfundando el cerebro en aquella substancia impenetrable que nos inmuniza,
basta con refugiarse en un desmayo a tiempo,
o en un fugaz deseo de amar que muere en el intento.
De hecho,
lo mas frecuente es que llevemos cocida el alma a su forro como los trajes nuevos sus bolsillos, para evitar que se deformen por el peso.
Cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz en su signo,
toda palabra forma parte del mismo texto.
A punto estuve de creer que algo extraordinario había ocurrido,
algo a lo cual debía responder con un grito,
un espasmo,
un ligero anticipo de la carne,
un acto sublime de bondad,
pero no;
aquello que ocurrió se hizo conocido,
ya no me involucra,
no me penetra,
le pertenece a otros.
El orden nos exime de ser libres,
de despertar en otro,
de despertar por otro.
A punto estuve de gritar desde tu carne,
Pero el orden contuvo a tiempo ese delirio.
Estrella 14 de marzo de 2009
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