Mi encarnación será el pajarito
de la mirada febril que vuela a lo alto
y desciende sin ningún espanto
para ver desde el jardín tu llanto.
Insistente por las mañanas picoteará
tu ventana, para observar tu cara
y tus rizos desordenados. Pasaré
las tardes cuidando tus pasos en la vereda.
Volaré a mi ficticio nido del árbol,
para actuar con naturaleza y junto
a las hojas tomar el sol
y tu recuerdo oliendo como una flor.
Tu sueño velaré en las noches
y como todo humano celoso de lo que sueñas.
Sigiloso rondaré tu alcoba para no causar
tu asombro y tu sombra poder observar.
Alzaré mi llanto por los primeros
vapores, cuando nazca en tu mente
cosas otras que no sean mis vuelos
por las fronteras del horizonte.
Azul será el plumaje que me revista
simulando un trozo de la inmensidad
y así acompañar tus letargos de soledad
siendo la musa que en tu ser exista.