María

Refugiándome

La noche se asiló en las estrellas.


Veinticuatro horas de lumbre tediosa.


El sol eterno y anaranjado,  irreverente,


conoce mis puntos álgidos


y los enciende provocativamente.


Puedo ser más insolente que él,


pero  él es más fuerte que yo.


A oscuras soy fuerte.


La luna, amiga  y confidente,


me eleva hasta ella.


Y me brinda fórmulas


para enfrentar el destello


que tanto duele.