Un niño apenas que crecía,
Zambullido en azares de la vida
Un joven impetuoso que buscaba
Avanzar por los caminos de la vida,
Así, era mi hermano, el flaco lo llamaba
Día tras día, Y el flaco se quedo
Para la vida.
Sabía que era como un tronco fuerte,
Al que podría aferrarme si quería.
Un muchacho inteligente,
Vivo audaz y hasta algo loco
Se veía su estirpe en lo que hacía.
El siempre se mostraba algo distante,
Como si fuera un naufrago en otra orilla,
Un joven que sus sueños escondía,
Era difícil entenderlo, me costaba saber lo que sentía
Pero era mi hermano qué carajo! Y como le quería!....
Le quería cuando VEÌA su dolor tras un garrote
Le quería cuando la crueldad del mundo le tocaba
Lo amaba cuando estábamos jugando
Lo amaba cuando a gritos me alejaba
Yo era como un chicle pegado a su camisa,
Una niña mimada que lloraba, si no le permitía
Jugar como él lo hacía.
No era fácil, ser el hermano grande
Y llevar el mundo a sus espaldas,
Ser ejemplo a seguir para su hermana
Y corregirla con amor con las palabras.
El me enseño que el mundo no era fácil,
Que en él se tiene que luchar, con entereza,
Que si quieres conseguir un buen trabajo,
Es mucha más la lucha que la ciencia.
Que si el sueño te vence y tú lo dejas,
Se volverán lejanas tus quimeras y
No veras muy cerca el horizonte,
Donde estará reflejada tu grandeza
Así es el flaco de mi vida.
Mi amigo de locuras compartidas,
Un quijote sin tiempos, sin espacios
Un sin fin de historias compartidas,
Ahora que te veo con los años,
Me parece nos hace falta vida,
Para dar gracias porque eres
El mejor regalo de la vida