A veces me da por extrañarte
y un golpe de arterias me nubla los ojos
No sé si es que quiero llorarte
o es que quiero golpearme.
No quiero darme el permiso
no quiero volver a pensarte
pero es inevitable.
Hay un detonador que me trae tu imagen
el gatillo de un revólver automático
Me apunta en la distancia
y llegas como un disparo
No sé de dónde me apuntas
no entiendo cómo has llegado
sólo recibo el dolor del impacto
cuando todo lo creía olvidado.
Entonces me desangro en el deseo de encontrarte
de ser una casualidad en tu camino
una ruptura del tiempo inesperada
la fisura de un recuerdo que te cambia la mirada,
Tal vez… ese esperado abrazo de aeropuerto.