Como nunca tendré yo quién me escriba
a este Pablo que soy tan olvidado,
tan de paso por la vida,
ignorado.
de mi propia existencia,
¡homicida!.
Así escribiré con letra clara
la oscura existencia que he tenido,
nacer,
estar,
estar y heberse ido
como insecto en quien nadie repara.
Nací por oficio de la suerte
en el último rincón de este planeta,
corrí por el mundo tras la meta,
y estaba a mis espaldas... y es la muerte.
Pobre Pablo, ¿sabrán de tus dolores,
tus angustias, tus penas y tus sueños?
que fuiste quemando como leños
y en ceniza volvieron tus amores.
Recordarán acaso que fue vana
toda esperanza que tuviste,
y la única,
la única alegría que aún persiste
son los besos de la lluvia en tu ventana.