Alguna vez quizás olvide vivir,
como lumbre en las cenizas del viento
iré apagándome del mundo.
Mi corazón navegará un río de espinas,
tocarán mis dedos raíces silenciosas.
Si olvido vivir recuérdame tu beso
de inquieta primavera,
germinará de nuevo la trémula flor de mi alma.
¿Qué pedirle a tus manos
que ayer no me hayan procurado?
Recógeme cuando tenga mi semilla
su pequeño otoño dividido
y el muro sombrío me haya encarcelado.
Bienaventurado aquél que su vida
es risa triunfante; la dicha capullo
fue entre mis dedos, pero el destierro
su color arrebató.
Amárrame al muelle de tu bondad,
en ti sobrevivirá el legado de mi canto,
tu diáfana ola transitará las profundas
arenas de mis sueños.