Te extraño,
pero no sé si de querer que estés conmigo,
o de necesitar ferozmente tus besos.
Ya no sé a quien le escribo,
si escribo por vos, o por esa costumbre
que me impusiste de necesitarte.
Te quiero,
con la misma pasión y fuerzas de siempre.
Porque son las pequeñas cosas,
que se bañan del brillo de esa ternura que trasmitís,
cuando me miras.
Fueron tiempos,
en los que había mucho amor
y miedo que absorber y expresar,
ésta fue la única manera de tenerte,
junto al fracaso esperando su turno,
en calma y sin caridad.
Serás aquello en lo que enfoque,
podría quedarme durmiendo todo el día,
o podría también tratar de encontrarte
pero con tanta agresividad,
ya no logro soñarte.
Vos decías que ese sol,
quemaba toda tu cara, y con el tiempo lo entendí,
no quedan ni esas brazas,
y ahora estoy viéndote partir.
El silencio será todo un tiempo, para esperar.