Cuando un cuerpo se resiente
y se postra en una cama
se siente el olor a muerte
y comienza la batalla.
Es allí cuando se siente
que la materia no es nada;
allí nadie se envilece
la impotencia es la que manda.
se desbaratan los sueños
se oscurece hasta la mirada,
se olvida el noble empeño
y se borra la palabra;
pues cuando se doblega el cuerpo
hasta la esperanza se apaga…
Allí el valiente guerrero
comienza su lucha larga
y es su afán y su esmero
quien desborda la nostalgia
y lo lleNa de recuerdo,
de su época pasada…
y recordando sus sueños
se va bañando de lágrimas.
Allí en esas profundas aguas
donde la nave zozobra
y no hay rastros de esperanza
porque dominan las sombras
que a toda prisa se propagan.
Es allí en plena cama
cuando se opone resistencia
y se enfrenta la batalla;
es allí cuando la impotencia
nos invade y nos desgana
y pedimos la clemencia
a ver si el cuerpo se sana,
pero entonces la impaciencia
nos va mostrando la cara
y la resignación hace presencia
y nos deja sin palabras.
Entonces… Se agita, se llora, y se clama
pidiendo al ser supremo
que se lleve el sufrimiento
y de el descanso a su alma
para acabar el tormento
y todo el padecimiento
del que sufre en una cama.
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Autor: Alejandro J. Díaz
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Maracaibo, Venezuela.