Sara (Bar literario)

CronologĂ­a de una noche con nombre de mujer

Versos de la noche...

Quienes fuimos los que amaban las carencias. Acaso tristes y harapientas moralejas de los días que habrían de llover.

Reconstruyamos el epílogo de una historia que se escribe desde la epifanía de otra estratagema.

La casa está sola. Es abril y está sola. Estoy sola y mis labios son nenúfares de sombras. Almohada de un hombre que está por venir. No llega y tristemente lo espero. Preparo el café con la compasión de ser  idilio en una cocina, que provisiona de  canela y amaranto, a los hijos de otros tiempos.

Podemos fingir que la realidad está empapelada en las paredes, en los centros de mesa y en la piyama de los sueños. Podemos fingir que no era la mañana, una mujer arropada con camisa de seda y medias baratas. Se puso delante mío y le di de beber mi nostalgia. Se puso detrás de mí y le hice entender de mis faltas.

Faltaba en el cuarto, una rosa deshojada desde el techo y un velo de araña.

La mujer se llamaba Lulú y está bien loca. Cuando ella viene, no puedo evitarla. No puedo mentirle que estoy de mal humor o adoptar una resaca. Cuando ella viene, me recojo el pelo, me pinto los labios y con desacato, la espero. 

Juguemos- ordena- y  ya estoy en el suelo.


Te espero,

locomoción de lágrimas en nosocomios de espera.


 Samanta- susurra- yo sé que lo esperas pero tu cuerpo, es una certidumbre de fébriles entregas.

Me besa, besa mi frente y el vacío adopta la raíz incórporea de mi mestizaje. Toco su rostro de lince. Sus ojos son dos botellas que guardan dentro, la leche del mar. Boca de cerezo estrujada en cualquier bar.

Indomable deseo mueve a la muñeca, a bailar en el centro del campanario.

Lulú se hace un ovillo en mi cuerpo. Su calor hace una ramada en los subterfugios de mi ya convaleciente cordura. Vengan los de paso y recuesténse en el hotel de la memoria. Motel, hotel. Da igual.

Me besa. Tiernamente, me besa. Sé que esto es una estrategia. Ella es la ninfa que duerme a solas, acompañada de un nombre que no tiene rostro más que el nocturno de una copa. Sin alcohol, sin veneno. Astucia pagana para resarcir a la fe. 


 Te espero. Era de noche. Una noche, cualquier noche.

cabalgata de ebrios.

Perdóname amor...

te confundí en otro cuerpo


Lulú ata mis manos con dos cintas negras. Saca mi corazón a la calle. No puedo moverme, no puedo negarme. No hay nada que hacer. Lulú me lleva a recorrer la ciudad.  Cicatrices en la memoria, se abren con la precocidad del olvido. Amantes que suicidan a la mansedumbre del desamor.

Lulú se ha ido. Lulú se fue.

 

La casa está sola.

Hay un extraño bebiendo la cronología en el té.

 

Te espero...