Tuve mi primera noche
llena de desasosiegos.
Aún niño, veía una oscura sinrazón
que me dejaba de lado,
una sibilina mueca
que obstruía las certezas
a las que me incorporaba.
Me zumbaba un discurso simple
derritiendo sus vértices umbríos
entre mis sandalias de Segarra.
Me atemorizaba
el alarido impotente de los hombres
encarando la noche.
Un vaso confabulando sombras
que enredaban mi sueño,
mi noche al ras de la sábana.
Kabalcanty©2013