Mira cómo el cielo
no se opone a la danza de las nubes
y las deja tomar la forma que quieran,
y las quiere igual
si son blancas o son grises.
Mira cómo las aves
no intentan volar
en contra del viento
ahorrándose así un enemigo
en su querido aliado y cómplice.
Mira al árbol y a la flor
con qué humildad
regalan su silencio
para que la vida,
sabia y bella,
sea quien dicte.
Ahora cierra tus ojos
y mira hacia adentro tuyo
y cuéntame si tus aves vuelan en paz
surcando tu cielo en sus tramos azules
mientras sus tramos grises regalan vida
a tus árboles y flores
que alimentan tu espíritu con sus raíces.
JCEM