Mientras la sangre corra por mis venas,
hablaré de mis dichas y alegrías,
y si no son completamente mías,
me anegarán torrentes entre penas.
De las dichas que ignoran ser ajenas,
de las penas que propïas e impías,
por constantes miedos y felonías,
se carcomen el alma cual gangrena.
Por eso, digo con toda certeza,
que no importarán los bienes o males,
mientras no afecten a la cabeza.
Así sólo me dirán cuan banales,
son bienes males dichas y tristezas,
al final de las sumas los totales.