¿Sabes donde hay una fuente
Pura y de infinito amor
Cuyas aguas celestiales
Manan con ferviente ardor?
Esa fuente inagotable
De paciencia y de perdon
Es el dulce Jesucristo
El precioso Salvador
Esa fuente, siempre pura
Nunca su cristal perdió
Y sus aguas refrescantes
Dieron vida al pecador
Si sediento y fatigado
A Jesús, la fuente, vas
Satisfecho y aliviado
Al momento quedarás
De las fuentes mundanales
he bebido sin hallar
lo que mi alma tan turbada
deseaba allí encontrar
Pero si aún triste desfalleciere
Jesucristo me dirá
El que de mis aguas bebiere
Nunca ya más sed tendrá
Y recibo pues su oferta
Y no rechazo hoy su amor
Señor de esas aguas dame
Se que en ellas hay redención
Pues sin dinero y sin precio
Jesuscristo hoy me dió
El sabor de la victoria , por el regalo de su don
De mi vida ya no hay culpa
Pues con la sangre que El vertió
He recibido de su gracia, el poder de su perdón