Que no me quiten el sueño
los lobos agazapados de mis temores
detrás de las sombras,
el animal humano cruel
asesino y sanguinario.
Que no me quite el sueño
la sinrazón de este mundo
que mi alma quede intacta
de las garras del odio
la cobardía y el desinterés.
Que la paz sea conmigo
como la del solitario que huye
para encontrarse con él mismo.
Que el desencanto
no mate mi alma
tan cristal y viento
tan atribulada y distante
del grito y de las lágrimas.
Que no corra
ante el díscolo e imprudente
que responda con rosas
a la espina y a la inquina.
Que sea yo mismo
y destruya todas mis máscaras
que no cunda la desesperanza
ante mi tristeza sin paraísos.
Que roce la eternidad en cada abismo
que el amor me tome a cargo
que pueda prolongarme
en los instantes efímeros.
Que terminen mis agonías
sin lastimar los versos
que descanse como descansan
los olvidados en el tiempo.