Enmudeció mi voz
Bajo de aquel palmar,
El eco se perdió
Entre la espesa bruma
De las olas del mar.
Fue mayor mi silencio
Cuando la vi pasar,
Sus huellas en la arena
Se pierden en el mar.
Aumentando mí pena
Al no poder hallar,
El fin de tus pisadas
Hundidas en el mar.
Son testigos: el tiempo,
El coco, y el coquero;
El mar, y mi velero,
Yo doy paso a mi voz
Que suenen los jilgueros.
Y el trinar de las aves
Lleven mi canto al cielo,
Te ofrezcan serenatas
Que yo guardo en la arena
Tus huellas, mi silencio.