Necesito el abrazo de mi madre, para encontrar en el al niño que en mí se ha perdido, para saber que sigo siendo vulnerable, reconocer de que a pesar de que los años pasan, sigo necesitando de su palabra confortante y su cálido abrazo.
Necesito el abrazo de mi padre, para entender que detrás del gran roble, se encuentra la pequeña semilla que me dio el ser, entendiendo con ello, que no por fuerte que este sea, ha de permanecer en pie eternamente.
Necesito el abrazo de mi hermana, para encontrar en su fortaleza de mujer mi parte femenina, para olvidarme por un momento de aquellas cosas que me impiden comunicarme con ella, y hacer de ella mi confidente y amiga.
Necesito el abrazo de mi hermano, para encontrarme a mi mismo en su persona, reconocer que llevó una parte de el en mi ser y que el comparte en mi parte del suyo, así formando una sola carne en conciencias totalmente distintas.
Necesito el abrazo de mi amigo, para reconocer que a pesar de la distancia y el tiempo existen lazos más fuertes que la carne y que en esta tierra no solo la sangre nos hermana.
Necesito el abrazo de mi novia (o), para saber q hay alguien q me necesita y que espera mi llegada, para saber que tengo alguien a quien esperar y por quien vivir y hacer mejor cada día de mi vida, para conocer de su mano el amor verdadero, aquel que desinteresadamente me encamina al bien y a lo sublime, aquel amor q me hace saber que vivo y q la única felicidad del hombre al final de su vida es la de haber amado.
Necesito el abrazo del niño, para encontrar en él la inocencia perdida desde hace mucho, aquella que entre sus brazos tiernos y sinceros abandonados a los míos me hacen aferrarme a la vida con más fuerza, así, como el que en su inocencia no se preocupa por las cosas de los grandes, aquellas sin importancia y sin valor, esas cosas que, al olvidarlas todas me harán renacer una vez más a la vida.
Necesito el abrazo del joven, para entender que detrás de la frivolidad de los primeros años podré sentirme inmortal y eterno, sin darme cuenta en ello, de que el tiempo y la vida no dan tregua y así, al abrazarme a la misma vida que me abandona día con día, entenderé que solo Dios es eterno.
Necesito el abrazo del viejo, para entender que en la calidez de los últimos años, se puede encontrar la verdadera recompensa de la vida: Saber que has vivido, que has hecho con tu vida solamente lo que ella misma te permitió hacer, que con los años solo te haces más sabio y consecuente porque al final de la vida solo la fosa es segura.
Necesito el abrazo del pobre para comprender que en la carencia del pan y los bienes materiales, se encuentra el verdadero alimento del alma, la verdadera fuerza que da la vida es decir el amor y la entrega sincera.
Necesito el abrazo del rico, para saber que en la seguridad del dinero, la felicidad a veces es vana y el sentimiento, fingido, solo así comprenderé que aquello que verdaderamente debe ser atesorado no se encuentra en los bienes si no en los corazones sinceros.
Necesito el abrazo de mi enemigo, porque solo mirándole a los ojos podré comprender que ningún hombre ha nacido para odiar eternamente.
Y solamente así, al haber recibido todos aquellos abrazos, podré abrazarte dulce muerte, sin tristezas, sin pendientes, sin apuraciones ni arrepentimientos, solo así podré abrazarte, solo así podré entregarme enteramente a tus brazos, con el corazón en calma, solo así podré caminar hacia la eternidad… En paz.