Ese día era como todos una gran monotonía
no era nada, no era vida.
Despues de tantos días sin saber de tí,
me mandas un mensaje que en un instante mata mi agonía
en el solo me pides que te ofrezca una hora de mi vida.
Una cita en el cielo y nuevamente distingo
una luz, un camino a la alegría
Se llega la hora y mi corazón palpita como loco al sentir tu olor, tu aroma,
en la memoria que guardo con amor y con envidia.
Ahí estabas, nerviosa e impaciente
y aunque nos vimos en el super, era el cielo para mi pues estabas como siempre
toda hermosa, toda mía.
Y sin decirnos nada nos tomamos de la mano
y caminamos ocultos a los ojos de la gente.
Que dificil no abrazarte, no besarte
por temor a que alguien viera y pudiera lastimarte
lastimar tu vida, lastimar tu frente
que debías llevar erguida como lo que eres, una mujer decente
Pues no es tu culpa, ni tampoco mía
ser los protagonistas de un amor puro, pero prohibido
que quien no sabe, tacha de indecente.
Caminamos por un rato, platicando tonterias
--Me compras un helado-- me dijiste
mientras pensabas las palabras que temías decir por no herirme.
Dandole vueltas al asunto, por fin te decidiste
me dijiste que me amabas pero que tenías que irte
Que la moral, que la culpa, que la gente,
que era tarde para amarnos como siempre.
Que la infidelidad, que tu hermana, que el dolor
que era injusto para los que solo dan amor.
Abordamos un transporte aparentando ante la gente ser dos desconocidos
rozando nuestras manos, nuestros brazos, nuestras piernas
inventamos señas que en adelante serian el lenguaje oculto
del amor que conocimos
No lo se, no se nada.
Solo se que con tu huida
nuevamente vuelvo a ser un muerto en vida
y nada impedira que te quiera
para siempre mientras viva.