Hola amor, llego por darte estas flores,
tómala, no tengas miedo, ya me voy.
Sabes cielo; amor por ti siempre será hoy
mientras vivo estarás en mis albores.
El mármol frío no tendrá mi ramo
de rosa, te mereces mientras vivas.
Solamente tú mi jardín cultivas,
donde día a día aun te digo, te amo.
Quererte siempre es mi necesidad
sin trueque, me hace bien, llena de calma,
éste tu lugar, que es mi límpida alma.
No te pongas triste, no por caridad
que traigo éstas flores, es por los bellos
recuerdos que sigue en mí con destellos.
El señor de los fierros
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Arraigó en ella certidumbre de que el mundo estaba en deuda con la mujer, por el hecho de ser mujer…