Oh, noche sin sombra,
blanco puente sobre tu sombra húmeda.
Flor arrebatada entre mis dedos,
silenciosa campana en la niebla de mi boca.
¡Oh efigie en la penumbra de los sueños,
en tus quietos labios mis besos irrumpen!
Estírate junto a mi cuerpo despojado,
ven junto a mi selva de placeres,
a mi lado yacerás como barca
en el océano del tiempo.
Plenamente conjugados el uno en el otro,
dos estrellas sorprendidas
en la pirámide del crepúsculo.
¡Ah, ven, arrímate con fuegos sagrados,
mis dedos saben quemarse en tu espíritu!,
soy artesano que labra tu dulce hoguera
donde las brasas tienen la memoria extasiada.
¡Amor!, los años enviarán su piedra lapidaria,
pero nuestro sendero arrebatado
surcará la marea eterna,
juntos iremos al horizonte del universo,
borde del abismo indescifrable.