En el centro, inspirando respeto esta el ataud,
fuera, se oye quedo que la risa llena el lugar.
Dentro, la viuda llora y la ira logra aguantar
pensando, \"esos fueron amigos de juventud\".
Otros llegan y dícenle que fué hombre de virtud
y tambien salen a reir chistear y gozar.
Tal parece que su fiesta pronto va a terminar
y luego de tanto irrespeto, llega la quietud.
Entrada la noche llega el amigo borracho
todos lo miran diciendole que no debió venir
pero él respetuoso en un rincon reza.
Se le ofrece café y aunque parece un mamarracho
en tono alto dice \"yo no sirvo para mentir\"
podría usted, darme una cerveza.