Adrian VeMo

Sombras

a Ivy

 

Nos vimos de madruga

empuñando las horas

despegando los ojos de las oníricas almohadas,

nos vimos

a bordo de una cueva con ruedas

donde ahí el sudor anticipa el olor a clandestinidad

y los huesos se frotan con los huesos

para hacer fuego en las venas.

Nos alejamos de la polución monótona,

conociéndonos

y yendo sin rumbo por las aceras

que encaminamos.

Lamentabas que tu niñez

no haya sido redonda. Yo advertí

como la paloma de tus ojos

dejaba caer una pluma.

Este laberinto de ciudad la conoces

no siendo tuya,

y te pierdes

y te encuentras. Llevamos tres años siendo sombras

y que seríamos nosotros sin los años

tal vez agua que se ahoga en la tierra estéril.