Aquellos que consiguen dulces melodías en los recuerdos más escabrosos.
Aquellos que sufren en silencio y son considerados, por muchos, la escoria de los artistas
Aquellos esclavos de la familia, de la eternidad y del silencio que vuelven tedioso el diario vivir.
Aquellos a quienes la sociedad desprecia por buscar la libertad de otras maneras
Aquellos que con lágrimas y sangre traspasan su alma en el papel hasta que su alma se vuelve de acuarela
Aquellos que, en soledad, conviven con la hija engendrada de la muerte: la esperanza.
Aquellos que con orgullo y rencor llamamos poetas.
A esos seres de sin igual pasión, les debemos la existencia de los versos que volvieron el mundo en una fantasía que remueve el rencor de nuestros corazones y el mal de las almas perdidas en el olvido.