Te pienso desde lejos
y la distancia no me alcanza para decir… “te he olvidado”
te pienso cuando sueño y me ven distante, desganado
y de mañana al despertar en lo primero que pienso, también eres eso.
Tu eres la de la película de amor,
aquella que corre cuando se vio inmersa en blancos sentimientos,
eres la que no deja salir el sol, la que se roba el aire
la que trae nostalgia cuando llueve y sin razones me olvido
pero yo no te olvido, aun teniendo muchas razones para hacerlo.
Te pienso, te siento, te añoro y me acomplejo.
Te pienso con las manos
te siento si recuerdo
te añoro con los labios
y me acomplejo con lo que me causas dentro,
donde te instalaste, donde te has quedado
pegada al alma envolviendo al corazón.
Y si no te pienso, me persigues
si dejo tu mirada guardada la encuentro en el camino
alguien ha de traer tus ojos de roció
alguien más tus labios y el lunar junto a ellos
tu cabello ondulado, el rubor de tus mejillas
hasta el tono de tu voz… el amable o enojado.
¿Qué le pasa o todos ellos,
porque conspiran contra mí
porque me hablan y traen remembranzas?
¿Qué le pasa al árbol que deja caer sus hojas, que se seca?
¿Porque el cielo gris y porque la melodía dulce suena a tristeza?
¿Qué le pasa a todo aquello donde te escucho,
te exhalo, te veo y te sigo pensando?
Te escucho donde no hablas
te exhalo sin aliento
te veo donde no estas
y te sigo pensando en tantas formas,
en tantas situaciones.
Tú me tienes amor y yo… tengo tanto que olvidar.