Bled

Encarnado

No habría tenido problema en amarla, si tan solo la hubiera amado.

No toques la puerta de mi dolor, menciona su nombre únicamente a oscuras.

Manifestandose mientras la lucidez da un golpe al raciocinio. Canibalismo utópico.

 

Tendría que haber arrancado cada rama de su nido en mi pecho.

Estabas neutral del habla y detrás del impacto,

allí encontré incauto lo posterior a la catarsis.

Te describo como la magnolia de mi espalda.

 

Las buganvilias no han dejado de llorar.

El mar rompió y quebró tu piel hasta fracturar tu peso.

Harta lo inmóvil que es tu pecho.

¡Qué asqueroso es el amor entre el corazón y la cruda!

 

Se me prohibe la muerte; no tengo camino en tus senderos pero aun tengo tus manos.

Puedes ver en el interior de mis grietas los soles y flores dentro de los infinitos hilos de tiempo que cuelgan

cruzados desde el limbo.

Te amo. Tiemblo más de lo que retumban mis muñecas. Puedes ver en mi malestar.

 

A trascendencia del universo el sistema es gobernado.

La diferencia aquí no son las formas, la ubicación, posiciones; lo que trasciende es la Historia.

 

Llévame al camino libre y cuneiforme de mi taxo.

Las vertebras del prejuicio.

Escuché el vórtice de tu apego antes de tachar la anécdota. No soporté la gangrena.

Sólo los locos lloran, sólo los locos poetizamos con los ojos.

 

¡Cállate bestia!, juega con la mano nocturna y calma mis piernas.

No alcanzo a ver la ausencia de tus muros.

Voy a desnudarme para aplazar tu muerte, no quiero que te vayas conmigo si no es juntos.

 

El grado de lindura que alcanzas es la sobriedad alcóholica.

Ni por la ventana he conseguido tus primicias.

No hay mareos que sean el colmo, siempre está tu voz para calmar estrellas.

 

La incertibumbre provocó que esté apestando tinta.

Por más dosis que haya no serán igual a nuestro ayer.

¿Quieres sentirme?, ¿Por qué me obligas a ver triángulos dorados?, y aunque lo siento; ya no te pierdo.

Hoy mis ademanes son tan tercos como lo fui yo por ti.

 

Las mentiras del alcohol: \"Si veo borroso veo tu alma\"

Hoy sigue siendo reconfortante escuchar tus muecas. En pocas crónicas cohexistimos; poco aprendí al trazar

tus piernas. Tu silencio aun fornica con mi sudor.

Mientras la corneta celestial no me llame, quiere decir que sigo adentro de tus rincones.

 

Irremediablemente íntima, liberal y reina.

Durante el invierno me encontré con las caricias de un ebrio,

seguí adornando el cielo como si de copular se tratara.

Submental e ilógico: paseo de calma.