Quise besarte
la tarde aquella;
quería endulzarme
en tu colmena.
Trepé las ramas,
llegué al panal,
y no te dejabas
todavía besar.
Busqué ansioso
tu rica miel,
pero infructuoso
fue el beso aquel.
Luego por las ansias
de tu pasión,
me diste plácida
aquel dulzor.
Ahora te busco
y no te quejas
cuando me endulzo
en tu colmena.
En día, tarde y anochecer
con cada besos que nos damos
siento el sabor de rica miel
que hay en la colmena de tus labios.
Autor: Alejandro J. Díaz
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Maracaibo, Venezuela.