De silencio la llave \"sol\" realizo,
con batuta de céfiro brillante,
la nota \"do\" del ángel fue sonante
y aquel bemol de tonos se rehízo.
Un concierto que fluye ya rojizo,
entre el canto del órfico diamante,
con trompetas en tierra del amante,
lo quemante se vuelve dulce hechizo.
Ritmo, coros y espíritu se enlazan
como el violín y arco en estrecho
amor con partituras que se casan,
es la unión escuchada sobre el lecho,
que se vuelve sublime cuando abrazan,
la armonía en lo eterno sobre el pecho.