Gruñe el fiero y galgo mastín
con crispados ojos,
brillantes sus dientes, fin
pronto dejaran despojos
del perrillo que linaje
no tiene para mostrar,
pero aunque ahora la guardia baje
veo que también puede atacar.
¡Mátalo KING, mátalo¡
gritaba el sonriente dueño
que tradilla en mano,déjalo
suelto para que ataque al pequeño.
Con salvaje ademan severo
al insignificante e indefenso
chancri mételo primero
por entre sus patas, tenso
y asustado el casero animal
vé sobre él aquél gigante
que de baba lleno y forma brutal
lo acabará en un instante.
Escucha un ladrar que retumba
en sus oídos y de pánico preso
al sentirse próximo a la tumba
desesperado aquél sabueso
muerde genitales y bolas
que de severo mordisco extrae
y asustado corre dejando a solas
al otrora galgo que al instante cae.
Entre dolores espantosos se retuerce
y abundante sangre baña el piso,
así siempre suelen verse
los que abusan del sumiso.
Y aquél que sonriente estaba
por la diferencia de peleadores,
igual que su galgo lloraba
con símil pero diversos dolores.
Ahora anda buscando al asesino
de su fina y cara mascota,
no acepta que por su mezquino
proceder perdió un amigo en la derrota.
Países, reyes y potentados,
cuán fácil pueden quedar solas
aquellos que por envalentonados
se queden sin el valor de sus bolas.