Valiente corazón
que se atreve a recordarte
sin mi consentimiento,
recuerda aquellas noches de frío
en que tanto nos gustaba
cazar mariposas de fuego
en la luna,
recuerda aquellas mañanas soleadas
en que íbamos a pescar
al río de la pasión,
donde pescábamos risas, locura,
mecidos en un barquito de papel
hecho por tus suaves manos
que tantas veces recorrieron mi piel,
recuerda esas tardes de tertulias
en que posabas en el pasto
cual figura angelical
inmortalizada en la memoria del tiempo,
recuerda inviernos inofensivos,
pues estaba entre tus brazos,
recuerda veranos imperceptibles,
opacados por el calor de tu mirada,
recuerda otoños llenos de colores,
los colores de tu sonrisa,
recuerda primaveras de bellas flores
alimentadas por nuestro amor,
mas no recuerda el inocente
que ya todo terminó.