Corcel.
Me encanta galopar al alba, buscando el sol que en calma va naciendo en el horizonte. Sólo soy un corcel más, que nació entre montes y mar, libre de piel y estampa.
Mi linaje es identidad de caballos con solera y ahora en mi soledad sólo quiero galopar recorriendo las praderas, dejar mis crines crecer, dejar mis cascos sonar y como viejo corcel que su brillo va perdiendo, no perder nunca el aliento, ni olvidar que a mi trote los caminos recorrí, hasta los que otros nunca vieron o por miedos no quisieron explorar bajo sus patas.
Sé que a veces erré y que otras acerté al buscar senderos nuevos, pagué errores y aciertos con relinches y requiebros que no sirvieron de nada, yo soy alma libre y llana y poco me importa ya, lo que opinen en la manada.
Cada día por mi edad me canso un poco más, pero también cada día saboreo más cada zancada, cada sonido cada brisa perdida, cada gota de lluvia caída y cada atardecer, cuando el sol se apaga en el lecho del horizonte y al volver al paso, tranquilo, con el brillo de las estrellas que iluminan los caminos, los recuerdos se hacen más vivos las nostalgias más perennes, echando de menos oír tu galopar junto al mío, echando de menos sentir tu aliento entre mis latidos, perdernos solos de nuevo y amanecer en otros pastos, solos los dos galopando entre las estrellas y los campos…
Autor.- Rafael Rivas.
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