Once querubines has traído al mundo.
Los once fueron mandato divino.
Un esposo retejador y cestero,
de misa y rosario diario,
que un día decidió
llenar su hogar de retoños.
El Señor así lo requería:
misa, rosario diario,
y hacer las cosas
como estaba mandado.
Así, la abuela paría
cada año una criatura.
Sin descanso ni sosiego
trabajaba la señora
para mantener a la prole,
ya que el sustento del esposo
ni para sopas alcanzaba.
Paría sin ayuda
de matronas ni vecinas.
En lo alto de la escalera
agarrada a la barandilla
hacía fuerza para traer
al mundo otra vida.
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Sin reposo ni cuidados,
al día siguiente recorría
la ensenada del puerto
en busca de chicharros y sardinas,
para alimentar a los hijos
que por mandato divino
habían sido concebidos.
Por la sierra de Outes
hacía trueque la abuela,
de pescado por manteca
o “patacas y fariña.”
Cualquier cosa que llevar
para alimentar a su familia.
Joven se ha muerto el abuelo
dejando tras de si gran descendencia
y a una esposa bien servida.
Han pasado los años,
y cada hijo se fue por su lado,
mientras la pobre madre con ilusión esperaba
que algún hijo un día de ella se acordara.
Sueños vanos ha tenido.
Ellos construyeron su nido.
De la anciana se han olvidado
cada uno por su lado.
Aquella hija cercana,
un día de menos la echó.
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Pensando que de visita estaba
en casa de su nieta más amada,
a su madre no buscó.
Una semana después,
muerta en su casa la hallaron.
Tras una larga enfermedad,
los Ángeles se la habían llevado.
Once querubines ha parido.
Once la han llorado.
Mas sola se ha muerto,
sin compañía ni amparo.
El cielo se ha ganado,
haciendo lo que según su esposo
el Señor le ha ordenado.
Ser esposa fiel y fecunda,
madre abnegada y sumisa.
Este fue su destino,
y así lo ha cumplido.
Según su esposo,
misa diaria y rosario.
Hacer las cosas como está dicho
por el “Precepto Divino.
Autora: Escapitina- Luisa Lestón Celorio
Del libro de poemas- DE CORAZÓN-Editado por Arcibel Editores