Sólo cuando el pasado es olvidado,
se corre el riesgo volver a caer,
en los mismos errores del ayer,
el es un espejo en que me he mirado.
Sus reflejos claros me han enseñado,
que en ceniza la braza vuelve arder,
y aún de lo malo se puede aprender,
para mantenerse de el alejado.
Pues el pasado al presente le enseña,
a corregir cada paso en falso,
al hacer mentalmente una reseña,
El ayer es como el fuego en la leña,
que al pisarlo con el pie descalzo,
el ardor pasa más, queda la seña.