mario mena mena

Conozco la Hacienda

Conozco la hacienda donde laboró el hijo prodigo

sé la dirección exacta y no quiero volver a ella

lo vi llegar sin una moneda y rogar pan por trabajo

juntos picamos las algarrobas que comían los cerdos

hambriento pedía comer de ellas, pero nadie le daba.

 

Llegué antes que él, me trajo el mismo camino

le escucho y entiendo una historia que se repite

Ahora hay unos que están pidiendo su herencia

otros la malgastan con amigos, mujeres y vicios

con salud y tintineo de monedas, sobra la compañía.

 

La hacienda se llama El Fondo, más allá queda la muerte

un silbido espeso de lamentos proviene del ese territorio

desde aquí veo la oscuridad sin límite, sin horizonte, ni bordes

estos pisos pestilentes son la última oportunidad y esperanza

 

Ví el momento cuando volvió en sí, apacentando cerdos

pidiendo la comida de ellos, justo en el fondo del extravío

se arrodilló en el suelo maloliente, sucias sus manos y sus ropas

gimió “yo aquí” y en mi casa todos tienen pan y ropa limpia.

 

Recuerdo cuando mencionó el pan de la casa de su Padre

que se levantaría e iría a El, reconociendo su pecado

salió y tiempo después dije lo mismo y seguí sus pasos.

Tenemos un mismo Padre y nos heredó esta luz permanente

¿Por qué llegar a la chanchera, si podemos estar sólo con El?