Que tortura
La insuficiencia
De coherencia,
De cordura.
Vamos que mi paso es trote
Y tu latido va despacio,
Lo someto a tu juicio.
Aunque no sé si te importe.
Me revienta las entrañas,
Cada que me adulan por mis letras,
Me desquician las falacias.
¿Son bellas mis poesías?
No confundas un verso con lo hermoso,
Pues mi alma es marchita,
Cruel llama que aniquila,
Llena de sentires y demonios maliciosos.
Lee mis letras y leerás mi negrura,
El ave que chilla a gritos de hambre,
La locura que se cuela por una fisura.
Soy un demente, nunca un hombre.
Mira mis ojos y sabrás que hay en la pasión,
Dolores y placeres, simple humo de negro espesor,
Diábolos con portales que dan al colchón,
Maldiciones, sentimientos que fraguan el ardor.
Qué me corre por las venas sino el amor,
Pero no es hermoso, es doliente,
Es un simple borracho errante;
¡Y tú me alabáis con palabras de clamor!
Alaba al demonio y a mi titiritero,
Sonríe con envidia a los colores del infinito.
Yo soy un hilar de martirio,
No soy bello, soy sólo un cerrojo cautivo.
Sufro de amor, disfruto las manías,
Soy un enamorado a las melancolías
Y sus aires fríos que queman hogueras
En el pecho de un escritor para criptas.
¡Cómo carajos decís que me amáis por poeta!
Soy la decadencia en cada palmo,
Víctima de un síndrome de Estocolmo.
¡Amo al dolor y su labiosa lujuria maldita!
¿Acaso amáis la llaga en de lo que amo?
Soy producto de un amor enfermo.
¡Y tú venís a alabar el infierno en mi gaveta!
La misantropía es mi desayuno,
En cigarros y cafés de amargo colorido.
Mis atardeceres son de fuego y alarido,
El viento, mitos de mal augurio.
Soy el reflejo de enfermos,
Soy tiritar de luces fugaces.
La voz quebrantada,
Voz de mis heridos hermanos,
Gritan en voz callada.
¡Habrán diábolos sus fauces!,
¡Tomen la roja espada!
Liberen el poder en alaridos.
Un alma se suicida.
Se entrega a estas frases.
Soy el encargado de dolores liberar,
Torrentes de almas condenadas en pena,
Soy el testimonio sobre soledad para cena,
Ángeles caídos, ¿los sentéis castrar?
Separo las tibias de quien no logra llorar,
Hago gemir las opacadas almas sin chispa,
Soy la colina donde se alza su gris cripta.
¿Todo esto vos decís que has de amar?
¡No comprendes mis letras y escupes halagos de mierda!
Soy obscuro, una vil sombra en penumbra,
Soy la tristeza contenida en lo que escriba,
¡Sois el cinismo de una pasión naciente y mal habida!
Mis garras limo en las estrofas,
Los versos son mis alas rotas,
Cada letra lagrimas amorfas,
¿Acaso no sentéis que sofocas?
Si no has de sentir mis penares,
No prestes palabras
Obscenas a mis delirios mortales,
No regales rosas
A quien espinas tiene millares;
La lepra en prosas,
La semilla infecta ante altares,
Esas son mis cosas,
Flagelos escritos en glaciales.
No soy un ser vivo que lucha por la belleza,
Soy un moribundo que lucha por la noche eterna,
Soy un crepúsculo que ya no cae por pereza,
Soy la flaqueza del espíritu, la debilidad en cada pierna.
¿Vos queréis amar a quien vive en pobreza?
¡Que no vez que mi soledad es la única que impregna!
No vengan hipócritas amantes del delirio,
A decidme mañana que me traen sonrisas en pañuelos,
O que traen ovaciones y premios a mis fantásticos escritos.
Déjenme tranquilo, a solas y con dulce frío.
Quien ha vivido en tinieblas toda su vida,
Aprende a temer a la luz y su sanidad,
Sufre con la paz y cualquier santidad.
¿Esperas que ame lo que tu voluntad pida?
Perdóname, perdóname compañero que lees mi alma,
Pero esto es lo que mi sonrisa con celo guarda,
Esta podredumbre entre rincones de los pies a la palma.
No soy un poeta sencillo, soy uno que espanta.
Romperé mi piel y veraz mi negrura,
Romperé los grilletes y veras que no hay nada,
Soy la simple claridad de la travesura,
No soy más que una ausencia de lo que amaba.
Lo arroje por la borda, simple locura,
Mi barca se hundía, y yo, lloraba y temblaba.
Morir mil veces no es tortura,
Vivir dos veces sin saber por qué se respiraba.
Eso es digno de odiar mi fortuna.
Cuanto dolor me causa,
Aquel sueño mío,
Cuanto calor en pausa,
Y yo muero de frío.