Siempre dijeron que tenía agallas.
Cierto coraje en mis entrañas.
Simplemente por reír
ante canallas con artimañas
Por mantener tiesas las rodillas
Por no doblegarme.
Pero nadie sabe de mi miedo
Existe un miedo.
Un temor irrefrenable.
Un pánico incontrolable.
Un miedo al abismo.
A caminar por este sendero
en plena oscuridad,
que es la ausencia de ti.
El silencio de tus risas
El suicidio de mi alma
desangrada gota a gota.
Por no tener tus labios,
ese néctar dulce maní.
Los derrames de cada
lágrima del corazón,
ante la carencia de tu abrazo,
en frías noches de invierno.
La falta de cada palabra certera
que resuelva mis problemas.
Privada de tu mirada,
vendada de por vida.
Desterrada de la alegría
en un vacío del alma.
Ese es el escalofrío
que me invade de continuo
al pensar en tu ausencia.
Inocuo quizás para tus ojos,
mortal para los míos.