Llora la niña que hay en ti.
Tú has crecido, has luchado, has corrido,
has perdido instantes que ya no volverán.
Has vivido como si en esta esfera
la vida fuera una carretera sin fin.
Y ella en su rincón llora por tu indiferencia,
porque has perdido su magia entre zarzales
y nos has tenido en cuenta lo mucho que ella la necesita,
para sonreír, para dar lo mejor de sí misma.
Tú te has creído fuerte ante la adversidad,
te has reinventado como estatua de sal,
que nunca sangra porque no tiene venas,
que nunca se asusta porque no cree en el miedo.
Y ella llora porque aún cree en los fantasmas
que se esconden debajo de la cama,
porque necesita tus palabras de consuelo,
de tus caricias y de tus besos.
Llora porque nos has sido una buena madre para ella,
no la has abrazado cuando estaba enferma,
no le has contado cuentos para que se durmiera,
no la has tomado de la mano cuando estaba perdida,
no la has arropado cuando tenía frío.
Y tú ahí con tu indiferencia,
con amnesia de la niña que fuiste,
con tu carrera imparable hacia el abismo.
Y esa niña que hay en ti llamándote a gritos,
por tu sangre y por tu aire,
por tus miradas cansadas,
por cada poro de tu pie,l
por tu pelo y por tus uñas.
Abrázala y seréis una,
Mira la vida a través de sus lágrimas,
Quiérela con toda tu alma.
Si la abrazas se callará y se dormirá entre tus brazos.
Seréis Una sola sonrisa y un único sentimiento,
Dos corazones y cuatro alas
Quiérela y tendrás la batalla ganada.