Todo es tratado
y cada cosa, en su estado
y yo a veces me pongo
a la oreja un bombo
y me quedo preñado
por un chulo loado
que suelta blasfemias
del color de la anemia
a cuernos y colas
que van a su bola
quemando los sesos
con cerdos revueltos
y con lagartos
fingiendo mil partos
y haciendo juramentos
de cemento ceniciento
y llenos de te lo juro
que como dice mi madre
si, por la pata de un burro
Pedrisco de eminencias
saquen sus sacras ciencias
sus tormentos inquisitoriales
que son mejores que sus recitales
aquellos almas redimían
y estos con la tontería
te montan
y te empotran
contra un muro
y contra un oscuro
cetro
repleto
de mamadas
a la bestia amada
que quemo mis ojos
con sus falsos rojos
y con su falsa lira
me dio espigas
de la cizaña
que se come a la araña
y deja las telas
de un frio que pela
y enciende las lumbres
de las malas costumbres
de peros y pegas
que de todo recelan
que sus sagradas estancias
están con sus pulcras gracias
y no con las divinas
las de las gallinas
que ponen los huevos
clamando al cielo
y clamando tan quemadas
que si fueran pasto del fuego
no quedarían abrasadas
se abrasaron ya en este infierno