Pido ayuda y me caen los versos. Caen los versos..solo era yo encontrando el rostro muerto de alguna de mis lápidas.
Llamen al hombre, invítenle a un par de copas, emborrachen su fe de amor, diagnostiquen su pena como una enfermedad incurable, destruyan su cordura con Ana, dénle de comer a Isabel, hagan que desflore a cualquiera que tenga un cuerpo cerca de la ternura irreductible de su nostalgia. Que es la mía cuando callan los que miran nuestro espectáculo y esperan, sí que esperan el último acto, la otrora danza. De lo que fueron ellos cuando amaban y no había quien les devuelva al pecho, su péndulo respirando con la sed del alma.
Fuimos ellos también nosotros. Fuimos ellos y estábamos solos, fuimos ellos y hacíamos fila para alquilar un momento a la soledad, que a veces se despoja de su virtud y nos revende nuestro propio vacío. No hay peor conformismo que estar acompañado con el suicidio de otro. Que también somos nosotros. Entiendan.
Inmunidad de silencios para la voz que se hace la sombra en su eco
Te amo, tal vez mañana sea irremediablemente tarde para decirlo. Acaso nos silenciemos detrás de una banqueta y ya no tengamos monedas salvo para invitar a un cualquiera que quiera pasar el rato, porque hoy es martes y en martes uno espera cualquier cosa menos un idilio. Porque en martes, porque en jueves y hasta en viernes sobran las mesas con extraños que como nosotros tienen motivos para querer irse a cualquier lugar donde la pena sea nada más que un segundo de tristeza. Un mal entendido de países, una mano que no alcanzó el viaje, una memoria que tropezó con el recuerdo de otro olvido.
Tal vez mañana te diga te amo y tú respondas te quiero y las fronteras sean lineas imaginarias y el viaje sea el declive de un destierro de tiempos, tal vez lleguemos a una mesa y nos encontremos en un martes en que uno espera, cualquier cosa menos ver cumplido el idilio. Y seamos eso que hacen los extraños cuando lo único que queda por hacer es mentirse sobre amores y jurar que se siente exactamente lo mismo. Mañana habrá otro mausoleo de instantes en las cenizas de la cama. Mañana, será como hoy y reíremos a congoja y viviremos con demora cada segundo en que pudimos sentir que realmente, era amor lo que penetraba en los resquicios de la ausencia.