Ella quiere morir.
Los ojos de la espada de Dámocles se colgaron sobre el relieve virginal de su espalda
y también sobre el pecho,
sufre un dolor in vitro y no puede cortarle las venas,
se siente el espejo,
quiere ser el espejo.
En su sábado más feliz su cama fue segada por los lobos de la carne,
y no pudo evitarlo,
fue atada por la pervertida seducción de una habitante abisal,
fue asesinada y vive para no contarlo.